Termografía aplicada a la podología

Revolución sin contacto en la salud del pie

La medicina no deja de sorprendernos, y uno de los avances más fascinantes de los últimos años es la termografía aplicada a la podología. A simple vista, puede parecer una técnica reservada para la ciencia ficción, pero hoy forma parte de los protocolos clínicos más punteros en el cuidado del pie. Sin pinchazos, sin radiación, sin contacto físico. Solo calor, datos y tecnología.

¿Qué es la termografía y por qué es tan útil en podología?

La termografía infrarroja es una técnica de diagnóstico que detecta y mide la temperatura de la superficie corporal mediante cámaras especiales. En el caso de la podología, permite observar variaciones térmicas en los pies que pueden indicar inflamaciones, lesiones, sobrecargas o incluso problemas circulatorios antes de que el paciente sienta dolor.

A través de imágenes térmicas —generalmente en escala de colores— el podólogo puede interpretar las zonas con mayor actividad metabólica (más calientes) o falta de irrigación (más frías), anticipándose así a dolencias que podrían complicarse con el tiempo.

Exploración sin contacto: una ventaja clave

Uno de los mayores beneficios de esta tecnología es su carácter no invasivo. El paciente no sufre ningún tipo de molestia durante la prueba, y los resultados se obtienen en tiempo real. En menos de 10 segundos, el podólogo puede contar con una imagen térmica del pie que revelará mucho más que un simple examen visual.

La evaluación térmica digital también resulta extremadamente útil para personas mayores, pacientes con hipersensibilidad o situaciones en las que el contacto físico debe minimizarse por razones médicas o sanitarias.

Diagnóstico más preciso gracias a la imagen térmica

El análisis térmico no sustituye otras pruebas como las radiografías o las ecografías, pero las complementa de forma muy poderosa. Es una herramienta de valoración podológica que ofrece información adicional sobre la actividad fisiológica del pie, útil tanto para el diagnóstico como para el seguimiento de un tratamiento.

Por ejemplo, tras una cirugía podológica, la termografía puede usarse para hacer un seguimiento de la recuperación, observando cómo evoluciona la temperatura en la zona operada y asegurando que no haya complicaciones inflamatorias.

¿Qué se necesita para aplicar la termografía en una consulta podológica?

Implementar esta técnica requiere:

  • Una cámara termográfica clínica calibrada.

  • Un software especializado que permita comparar imágenes en el tiempo.

  • Formación específica en interpretación térmica.

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